viernes, 1 de junio de 2012

El Hipócrita 12


12º*
     Comprenderemos pues, como los instintos son un hecho natural en el reino animal cono así mismo en el reino humano. Los seres humanos saben y comprenden este hecho originario, que habita dentro de la materia (su cerebro físico)  como sabemos de su existencia cuando se hablan de ellos.

     Lo que es incomprensible que el ser humano teniendo su cerebro humano y el cerebro de los instintos (animal), esté utilizando su cerebro humano como instrumento para darles más Fuerzas a las energías que en otro tiempo estaban limitadas en el reino animal. Por ejemplo, el animal mata para comer; no mata ni por rencores, ni odios, ni por celos, ni para vender las vísceras de otras personas; no forman guerras, no matan por egoísmos, ni por intereses; no dice mentiras, ni son hipócritas para preparar sus venganzas; no les gobiernan las pasiones, ni los deseos lujuriosos, ni hacen actos contra natura; no se destruyen unos a otros con la lengua. Simplemente el reino animal cumple con su Ley de Evolución. Vemos claramente que el cerebro humano dentro de su Reino es el medio para que lo utilice la inteligencia (Entendimiento) de su Alma. Para ello el ser humano desde hace millones de años ha venido monopolizando algo que no se sabe lo que es que se llama razón. Sin embargo reflexionando con ésta entendemos la palabra inteligencia; lo que significa que el ser humano ha multiplicado en sí mismos sus instintos primarios, desarrollándolos desde su mundo material  creando un caos mundial. Sirve a las energías del mundo por miedo a la Voluntad que habita en su Alma destruyéndose a sí mismo. Siendo partícipe de la destrucción del Planeta.

     Por lo que podemos comprender ese sentimiento de bien no se lo dicta la razón, ni la inteligencia, como también ocurre en el reino animal porque éstos no conocen esta palabra; los instintos.

     Es la inteligencia del ser humano quien la inventó para diferenciar al reino animal del humano; pero el animal desarrolla las leyes de su Evolución mientras el ser humano se aprovecha de estos supuestos instintos primarios para no ser fiel a sí mismo en el nuevo reino que le ha tocado vivir y cumpla con la Ley de su evolución, es decir: su Alma
     Por todo ello, el ser humano traicionándose a sí mismo destruye lo que es incapaz de crear, es decir, el reino mineral, el reino vegetal, el reino animal y por lógica el reino humano. Dentro de este reino se destruyen las relaciones familiares y sociales, convirtiéndose en criminales de sí mismos ante la Justicia Divina matando la vida que hay en ellos y por tanto en el Planeta.

     La Justicia de la Sabiduría a través de los siglos dentro de cada ciclo planetario toma las medidas necesarias para que el poder de las Tinieblas no destruya la Creación por medio de la inteligencia del hombre.

      Veo que siglos tras siglos mientras aumenta la población mundial nacida de la Creación y conducida por las tinieblas, las lleva a los abismos de la desesperación al presenciar como pisotean la Verdad, se burlan del Conocimiento de la Sabiduría, abusan y destruyen su propia vida: el Amor Divino.

El Hipócrita 11


11º*
...destruyéndose a si misma por las desobediencias y negligencias de las responsabilidades que le debe a su Alma el respeto y la obediencia de Amar lo aprendido hace millones de años? Afean deteriorando su propia materia por consiguiente su entorno.

     ¿De qué materia están hechos los hombres de esta tierra que aún del bien sacan el mal y del Amor su propia perdición?
    “Vosotros sois Templo del Espíritu”; aprehendiendo esta Verdad las Almas sienten la voz del Espíritu que iluminándolas por los caminos de las Enseñanzas Divinas les hacen comprender que las leyes sociales, políticas y religiosas (en todos los tiempos) son un tropiezo para no encontrarse a si mismas. Integradas en la participación de un falso mundo. La Luz del Espíritu les allana el sendero para ir conociendo las Virtudes que aprehendiendo en el Libre albedrío, -de lo que sienten de la Verdad y piensan de la mentira-, les provocan sacrificios para la materia gobernadas por las energías del Hipócrita-mentiroso (cobardes por excelencias), esforzándose el Alma para desarrollar el Valor.

     Dentro de este mundo la Luz del Valor les va enseñando en las relaciones sociales a ser misericordiosos y piadosos. De la Luz de la Verdad va aprehendiendo que no pueden realizar ningún mal porque las Virtudes les protegen; mientras continuarán viviendo que el sufrimiento ocasionado por los que sienten hacer mal; piensan por medio de sus razonamientos e inteligencias que está equivocado. El orgullo y la soberbia les aconsejan a ser arrogantes  prepotentes, sin darse cuenta que antes usted fue igual aprehendiendo de este  mundo que al guardar silencio no se es cobarde, sino que se tiene desarrollado el Valor del Alma: la Humildad.

     Comprendiendo pues estas Verdades el ser humano movido sólo por los instintos, desarrolla la inteligencia de éstos importándole muy poco la vida de los humanos que habitan en el Planeta.

     Los seres que desarrollan su inteligencia por medio sólo de la razón les importa muy poco la vida que poseen, es decir: su Alma. Porque no respetándose a si mismos   gobernados por la inteligencia del Príncipe del mundo viven bajo el poder del miedo y temor. En cualquier circunstancia de su vida pueden ser instrumentos de las energías que les representan convirtiéndose en pánico, causándoles su propia muerte física.

     Los seres humanos que se esfuerzan en respetarse a si mismos son los que encuentran la Verdad que vive en ellos y es el Espíritu que habita en su Templo, protegiéndolos por las Virtudes que están en su Alma. Muy poco les importa la materia porque sólo la poseen para aprehender de ella alcanzando la Sabiduría del Creador. El Espíritu evolucionará conociéndose en sí mismo la Enseñanza del Maestro cuando dijo:”Mi Reino no es de este mundo”.

     La inteligencia del hombre sabe que la Vida nace dentro de todos los reinos de este Planeta, También comprende que si no respira la Vida moriría ineludiblemente, igual que dejarían de existir las materias de los reinos inferiores.

      La Vida Creada por nuestro Padre Celestial habita tanto en nuestro interior como fuera, lo que significa: la Luz está en nosotros mismos llámese Espíritu y está fuera para aprehender: primero, a multiplicar su Luz al purificarse por medio de las Enseñanzas Divinas; segundo, a aprehender por la misma Luz como nuestro Padre ha Creado el Planeta y tercero, al cabo de los siglos es nuestro propio Espíritu quien seguirá instruyéndose del Amor que él siente de la Sabiduría que el Creador ha puesto en el Universo.